OPINIÓN
19 de noviembre de 2021
Privatizaron el Insssep
Hoy son las tan ansiadas y postergadas elecciones de INSSSEP, los problemas no esperan.
Por Darío Zarco |
El plus para afiliados del Insssep pasó de un tercio al triple del valor del arancel abonado por el Insssep y en algunas especialidades la relación llega hasta 10 a 1.
Cuando comenzó a rodar la bola de nieve del plus, los prestadores que cobraban adicionales eran los menos, hoy es al revés. Antes defendían el “galeno ético”, ahora son las propias autoridades del organismo las que garantizan esta práctica ilegal.
“Es imposible eliminar el plus en estas condiciones”, repite el vocal Ricardo Bonfiglio admitiendo que los aranceles son bajos y que los prestadores tienen que rebuscarse de alguna manera.
Pero el presidente Antonio Morante jura que el Insssep no puede pagar más que eso y sugiere a los prestadores rescindir los convenios si no les conviene y “cobrar particular”.
Definitivamente, el Gobierno utilizó el método de la rana hervida para convertir la obra social “solidaria” en una prepaga privada cada vez más cara e insolvente.
Está claro que se trata de un acuerdo implícito entre la obra social y los prestadores para arrancarle los bolsillos y la salud a los afiliados: arancel + plus = consulta particular. Despejando: arancel bajo, plus alto.
Los prestadores que cobran plus y los funcionarios que no lo impiden incumplen los convenios y las leyes en partes iguales. Esto ya era incurable en 2012 cuando se buscó distraer a los damnificados con otra “ley antiplus”, tan abstracta como redundante e innecesaria.
Mientras vemos pasar letras muertas, el sistema se financia con aportes mensuales y plus en efectivo y en negro de los afiliados que caen enfermos, practicados por los prestadores avalados por el propio Instituto.
Con la lista de precios en la mano, los directores reconocen que es imposible ir al médico sin pagar extras. Para una consulta “sencilla, como pedir una receta” hay que pagar 1.500 o 2 mil pesos, para una cirugía de vesícula 25 mil, y 45 mil por el parto más barato.
Para el Insssep, es culpa de los afiliados por no patalear.
“Tenemos 50 por ciento de descuento en farmacias”, se ufana Morante. Es decir que el afiliado que necesita un medicamento de mil pesos debe pagar 2 mil pesos de plus por una receta para obtener un descuento de 500. Negocio redondo.
“¿Adónde van mis aportes?” es una pregunta que se repite automáticamente.
Según Morante, el 6 por ciento de un sueldo “promedio” de 50 mil pesos, más el 6 aportado por el Estado, es poca plata, y propone duplicar los aportes de los afiliados. Y, por si quedan cortos, Bonfiglio quiere crear un impuesto o aspirar el Fondo de Salud Pública hasta que cierren los números.
Sintetizando en vulgo: los enfermos deben poner guita encima porque el superávit de la obra social financia el déficit del sistema previsional y todos los privilegios. Más simple: los aportes de los muchos que ponen “poco” van a pagar las jubilaciones de los pocos que sacan mucho.
Entonces: ¿Adónde van los aportes?
Respuesta: A Río, Punta, Miami, Abu Dabi…
Pero no vale morirse: tampoco hay para sepelios.
Fuente: HDP Noticias.