CARTA DE LECTORES
18 de octubre de 2017
TELA PARA CORTAR
Repercusiones tras el 32º encuentro de Mujeres en Resistencia.
Este último fin de semana se ha llevado a cabo el encuentro de Mujeres, en su 32º edición, en la ciudad de Resistencia. Un evento, que convoca la presencia masiva de mujeres de todo el país, y que por lo acontecido en años anteriores, se presume algo provocador y violento.
Días antes de su realización, los vecinos de la Ciudad de las Esculturas, aguardaban con cierto recelo la llegada de miles de visitantes. Por vía informal se volvían virales los comentarios al respecto de los desmanes que ocurrirían en esos días. Mitos o realidad, que estaban juntando hace días su propia materia fecal para tirar contra la Catedral (jamás estas señoras repudiarían a la Iglesia Evangélica o templo Judío), o que los policías tenían la orden de dejarse hacer cualquier cosa, pero no podían reprimir. Las elecciones están muy cerca, se comprende que el gobierno no quisiera cargar con el nefasto rótulo de “represor”, amén de exponer a los trabajadores de la policía.
Es decir, la agenda prevista con distintos talleres, presentación de libros, charlas, representaciones teatrales y proyecciones audiovisuales, fueron pasadas por alto dada la expectativa generalizada de disturbios. Pero el encuentro ya pasó. Ahora sabemos que el próximo, edición nº 33 se efectuará en Chubut, en 2018. Sería saludable, si se permite el término, que organizadores y participantes revean el espíritu de la convocatoria.
Pues bien, el día “D” ha llegado y ahora desde distintos sectores se procurará esbozar un análisis y crítica sobre el famoso encuentro. Mucha tela para cortar, reza la popular frase. La impronta del encuentro se refleja en pautas que distan mucho de lo que la mayoría de las mujeres creemos y sostenemos como bandera de los derechos de igualdad de género.
Prácticamente asistimos a un circo, donde la que pide respeto, tolerancia y justicia, hace todo lo contrario para con los demás. ¿Qué sacamos en limpio de todo esto? Que unas treinta y cinco cuadras marcharon en paz, que en algunas escuelas dejaron en perfectas condiciones los muebles, y que hasta en una de ellas, dejaron donaciones. Pero lo negativo es más grande, aunque se fundamente que solo fue una fracción de las concurrentes quienes protagonizaron los hechos repudiables.
Su derecho de expresión, vulneró ampliamente los derechos de toda una ciudad que amaneció con vidrieras de comercios pintados, paredes escritas con un sin fin de frases tendientes al odio, pidiendo muerte, reflejando la ira que sostienen en todo su petitorio de legalización del aborto libre, entre otras cosas. El patrimonio público quedó devastado. No importa que ahora se vean cuadrillas o personas auto convocadas para limpiar frentes de escuelas, universidades, distintas fachadas de organismos públicos.
Lejos de la moralina o pacatería, con la que siempre defenestran a quienes pensamos diferente a estos grupos de irresponsables, se observó una manifestación que terminó siendo un corso. Amparados por la homosexualidad, hicieron un sin fin de exhibiciones mediáticas que nada suma al conjunto. Ojo, cabe mencionar que algunos hombres dejaron mucho que desear: celular en mano se ubicaron en primera fila para ver el espectáculo lésbico de sus vidas. Tal vez en sus fantasías esperaban ver a Sol Pérez y Vicky Xipolitakis, besándose a plena luz, pero se fueron gritando un montón de groserías a las manifestantes. O lo que fue peor, esa correría en motos como guapos de las pampas, lamentablemente un grave error, sin justificativo.
Una lástima que no se pueda lograr una convivencia pacífica en estos tipos de realizaciones, tanto por las mismas participantes como por el contexto. Es decir, todo se mezcló. La biblia y el calefón. Y siguiendo la idea del famoso tango, se terminó en el mismo lodo todos manoseados.
Texto: Noelia Barchuk.-