NACIONALES
18 de abril de 2025
Prejuicio, transfobia y fake news: la picadora de carne de la tele volvió a la carga.


Como cuando tomó cloro en vivo en pandemia, Viviana Canosa armó otro circo mediático.
Lo importante es acusar, que sea o no verdad es un detalle. Total, el periodismo ya fué.
Por Virginia Giacosa | 18 de abril 2025//
Viviana Canosa es la directora de un coro integrado por voces que repiten sin saber. No importa más que pan y circo.
Es probable que nadie se haya olvidado de aquella pregunta salvaje que Mirtha Legrand le hizo a Roberto Piazza durante un almuerzo de 2010 en pleno debate por la ley de Matrimonio Igualitario (aprobada ese año, dos antes de la ley de Identidad de Género de 2012).
El momento se revive cada vez que el video vuelve en loop para confirmarnos que Mirtha es capaz de vomitar las peores frases sobre la mesa con cubiertos de plata, pero también para ratificar que la homofobia y la transfobia están a la orden del día.
Aquel mediodía Mirtha comenzó así: “Te voy a hacer una pregunta muy delicada. La pareja de homosexuales suponte que adopte un niño, un varón y como tienen inclinaciones homosexuales, ¿no podría producirse una violación, aunque sea su hijo?”.
La cara del diseñador santafesino se deformó. Y enseguida se oyeron comentarios fuera de micrófono de los demás invitados sentados a la mesa.
Una de ellas, María Rachid, política, militante del colectivo de diversidad sexual y en ese momento titular del Inadi.
Cuando la cámara la toma Rachid dice: “Entonces de ser así los padres heterosexuales tendrían inclinaciones de violar a sus hijas. Las violaciones lamentablemente ocurren en todo tipo de familias y la orientación sexual no es determinante”.
La pregunta de Mirtha es brutal y sobre todo difícil de digerir. Pero, ¿hay forma de refutarla? ¿Será posible con más datos que opinión?
Esta semana la picadora de carne que es la televisión argentina volvió con la misma carga de prejuicio y falsedad de aquella pregunta que interroga sin inocencia y sentando posición.
Una vez más ligó dos temas que a priori no tienen ninguna vinculación: abuso sexual de chicas y chicos (pedofilia) y homosexualidad.
La villana de los chimentos, Viviana Canosa, se agarró, como en los tiempos del botellón de dióxido de cloro en plena pandemia de covid-19, de datos que están lejos de ser veraces para construir lo que hasta ahora sería sólo una falsa información.
Primero fue contra la conductora trans, Lizy Tagliani, a la que conoce de antes de su salto a los medios cuando era su clienta y amiga de la peluquería y luego envolvió a una serie de figuras de la televisión que según ella estarían vinculadas a una red de trata con fines de delito sexual.
El show de la tele a tribunales
Canosa dio muchos nombres de famosos, entre ellos Flor Peña, Betular y la Negra Vernacci, pero no presentó ninguna prueba de sus dichos, algo que en todo caso es la base para todo proceso judicial.
La causa, porque no se si se podría llamarla denuncia ya que no contiene ni el nombre de una persona víctima o afectada, se tramita en Comodoro Py y es una carpeta de 20 páginas.
El show se trasladó de la tele a los tribunales de Retiro y la conductora con sus abogados hicieron la presentación.
El fiscal no tuvo mejor idea que sumar eso a un expediente ya en curso que investiga una red de trata, aunque al día siguiente tuvo que darle otro camino por la falta de consistencia y relación entre una situación y otra.
El barro entre Viviana y Lizy comenzó cuando la primera la acusó de "chorra" por la falta de una cucharita de plata. Enseguida aparecieron una suerte de insinuaciones sobre algún tipo de relación con menores de edad. Lo digo, no lo digo.
El viejo y querido juego del amedrentamiento a través de aquello que se y que puedo contar: el carpetazo. Y como dice Vernaci ese juego en que aunque no quieras te ponen contra la pared: “Aunque digan algo de vos que no es si no salís a responder parece que los estás ratificando”.
Con amenazas, guiños a cámara, música de suspenso, zoom a un primerísimo primer plano, desbocada como nunca Viviana –como no le gusta que le digan– se encargó y se cargó a más de una figura reconocida de la televisión en tan sólo unos minutos de aire.
Porque si sabemos que el tiempo es tirano en la tele, sabemos también que lo es para ser efectivos en el noacut.
Es de no creer, pero hasta en un momento de estampida inflacionaria, acuerdo con el FMI para prolongar la agonía del endeudamiento, con un dólar barato que flota pero nos hace la vida más cara todos los días, el presidente Javier Milei tuvo tiempo para meterse en el escándalo y responderle a Canosa.
Milei disparó contra Canal 13, Pablo Codevila y Adrián Suar, quienes este año le dieron lugar en la grilla a Viviana Canosa que había dejado de tener pantalla luego de un año 2023 cargado de militancia libertaria.
Quién estará más nervioso hoy por hoy en palabras de Néstor Kirchner: ¿Clarín o Milei? Por ahora nadie sabe. Lo que sí se sabe es que casi todos los nombrados por Canosa salieron en fila a responder.
Primero Mariana Fabbiani que por años hizo carrera en la pantalla de Canal 13 le pidió a Suar que no ensucie la trayectoria de años, después Florencia Peña y más tarde la Negra.
Las tres de alguna manera le contestaron a Canosa, pero también a quiénes están detrás. Como decía mi abuela, Fabbiani lanzó: “No es culpa del chancho, sino del que le da de comer”.
“Por clicks y por rating están haciendo cualquier cosa, y no solo en el programa conducido por quien denuncia, sino también todos los demás. De esto es cómplice el periodismo”, dijo Flor Peña, y llorando a cámara pidió: “Hay que frenarlo ya”.
Hasta María O’Donell esta mañana tuvo que meterse en una agenda que asume no es propia porque lo suyo es la actualidad, pero no el chimento. Sin embargo, la noticia tiene un trasfondo que también se ancla en la arena pública de la política.
Es que, si rascamos un poco la cáscara de los dichos de Canosa, aparece en la escena una figura norteamericana que es casi de película: espía, mormón y figura de Hollywood.
Se trata de Tim Ballard, ex servicio de inteligencia, religioso y director del film “Sonido de libertad” y al frente de una ONG destinada a rescatar a chicos víctimas de la pedofilia.
Ballard llegó a Argentina en febrero de 2025 y quiso investigar el caso de Loan, el chico desaparecido en Corrientes del que aún no hay casi pistas, pero no pudo meterse en la pesquisa. Según Jorge Rial, Ballard es quien asesora a Canosa en esta falsa denuncia.
La ONG de Ballard es controversial o al menos lo es en su forma de operar, que es todo lo que está mal en materia de abuso sexual de niñas y niños.
El ex CIA se mete encubierto dentro de las redes de trata, simulando ser uno más y luego de un tiempo rescata tipo héroe de Hollywood a las víctimas.
El espíritu de la ONG reproduce teorías conspirativas que tienen alta circulación en el mundo por estos días que relacionan a los defensores de derechos de la diversidad sexual con la pedofilia.
En esa ensalada loca su figura cae en descrédito cuando aparecen una serie de denuncias de mujeres que tenían que simular que eran sus parejas para que Ballard ingrese a esas redes previa circulación por clubes sexuales y demás ámbitos nocturnos. Una investigación del New York Times recoge testimonios y denuncias de 10 mujeres, 6 de las cuales sufrieron abuso sexual.
Envuelto en ese escándalo y caído en desgracia, Ballard llega al país y pretende sin éxito reunirse con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en un intento de sumarse a la investigación del caso Loan y venderle a la Nación una especie de software para seguimiento de situaciones de trata.
Sin embargo, su película que cuenta el derrotero épico de su labor social rescatando víctimas de trata había sido bien recibida, apoyada y aplaudida en este mismo territorio en 2023.
Dato versus opinión
En el Foro Económico Mundial realizado en enero de este año, el presidente Milei vinculó las “versiones extremas de la ideología de género” con el abuso infantil.
Y puso como ejemplo el caso de una pareja homosexual de Estados Unidos condenada por abusar de sus hijos adoptivos.
No existe evidencia científica de que las personas homosexuales tengan mayor probabilidad de cometer abusos sexuales a menores.
Al punto que estudios señalan que la mayoría de los abusos son cometidos por varones heterosexuales adaptados al entorno familiar y social.
Según un informe de Unicef Argentina y el Ministerio de Derechos Humanos de la Nación, entre octubre de 2020 y septiembre de 2021, se registraron 3.219 niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual. Sus agresores fueron en un 56,5% familiares y los abusos se dieron en un 36,2% en el hogar.
En este sentido, un tipo de personalidad, identidad, rasgo social no es condición para convertirse en abusador.
Además, no hay evidencia (de mayor cantidad de casos de abuso en parejas homosexuales). Entonces se trataría de pocas situaciones pero muy difundidas o amplificadas por los medios de comunicación.
Este tema fue noticia en enero y se convirtió en marcha en febrero. El 1F dos millones de personas colmaron las calles, autopercibidas o no a partir de identidades disidentes, salieron en contra de los dichos de Javier Milei en el Foro Económico Mundial.
Estos días, el tema de nuevo volvió a ser noticias de la mano de Canosa y sus versiones sobre abuso sexual de menores.
Para el periodista Franco Torchia la ecuación es simple y el quid de la cuestión se resume así: “Milei habilitó en Davos a Canosa”.
Lo que dice Canosa está en sintonía fina con lo que dice Milei en Davos. Y asumamos que nunca un jefe de Estado, salvo de los Estados donde la homosexualidad es penada y condenada a muerte, tuvo un discurso así.
En los 69 países donde rigen los derechos humanos ningún presidente llegó tan lejos como Milei. Ni Bolsonaro, ni Meloni, ni Trump se animaron a tanto.
“No sólo ser una persona LGBTIQ+ no es sinónimo de ser pedófilo: ser una persona LGBTIQ+ es, muchas veces, haber sido y ser abusados sólo por ser”, dijo Torchia.
Esa violencia convertida en discurso de odio, permea y se traduce en homofobia y transfobia, deja marcas en los cuerpos y en las subjetividades. Si los medios replican sin reflexión todo se rompe. ¿Quién para reparar ese daño?
Con mis hijos no te metas
“Si sabías que era pedófila lo tendrías que haber dicho antes, cuando se supo de mi deseo de adoptar, no ahora que está por la salir el fallo definitivo de la adopción plena”, le disparó Tagliani a Canosa: “Y si lo sabías y no lo dijiste, sos cómplice”.
Estos días en la televisión todo parece cifrarse en tres palabras: silencio, pedofilia y transfobia.
Según datos oficiales del Ministerio de Justicia, en los últimos cinco años hubo más de 14 mil niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual, un número que viene creciendo de forma constante desde 2017.
Casi el 85% de los abusadores son del ámbito familiar de la víctima: a la cabeza, padres, familiares o conocidos.
Desde hace cerca de veinte años, Argentina cuenta con una ley ejemplar en su tipo que es la de Educación Sexual Integral. Sin embargo, esa norma no se implementa de la misma manera en todas y cada una de las escuelas del país.
Y una de las razones para que eso suceda es que los mismos que se indignan con los abusadores sexuales suelen ser quienes se niegan a que en la escuela de sus hijas e hijos se implemente la educación sexual integral.
Además, como si hicieran falta argumentos para defender la ESI, “el 80% de las niñas, niños y adolescentes que se dieron cuenta que fueron abusados y pudieron denunciarlo, descubrieron que fueron vulnerados después de tener una clase de educación sexual en la escuela”. Dato, no opinión.
Lo inaudito de todo esto es que en la misma semana en que donde dos varones cis y heterosexuales fueron condenados por pedofilia, todos los medios hacen silencio y siguen de cerca una denuncia aún sin certeza de Canosa a Tagliani.
Es que en medio de este escándalo el ex diputado de Misiones Germán Kiczka fue condenado a 14 años de prisión por consumir y difundir videos de pedofilia y su hermano, Sebastián Kiczka, recibió una pena de 12 años.
La investigación incluyó material vinculado a explotación sexual infantil y prácticas zoofílicas.
Hay que decir que si la democracia llegó para los argentinos y argentinas en 1983, para la comunidad LGBTIQ+ esa primavera tardó décadas en hacerse realidad. Sí, es impensado, pero real.
A gays, lesbianas y sobre todo travestis y trans, esa apertura les llegó recién en 2012 con la Ley de Identidad de Género.
Con un DNI en la cartera o el bolsillo que diera cuenta de su identidad fue un poco más fácil circular como no podían hacerlo hasta ahí con la libertad del resto de los mortales.
El circo mediático de estos días parece desconocer no sólo el andamiaje legal en materia de derechos sexuales, sino también el respeto a la diversidad.
Las cámaras corren hambrientas detrás del morbo de la noticia y hacen foco en prejuicios, términos estigmatizantes, criminalización de la diversidad y estereotipos por aquí y por allá.
Canosa parece ser la directora de un coro compuesto de muchas voces que repite y repite sin saber.
No importa nada más que pan y circo. Total, el periodismo ya fue. Adonde vayan los iremos a acusar, aunque pueda no ser verdad.
Fuente: Diario La Capital.