El lunes nadie va a llegar a abrir la puerta de mi salón, no estaré en la entrada para recibir a mis alumnos, no les daré los buenos días, no le diré a Camila lo bonita que se ve porque sé que la hace sonreír, no le recordaré a Ameyali lo orgullosa que me siento de lo valiente que es, no ayudaré a Mateo con su enorme mochila que siempre se le atora, no preguntaré a Santiago si ese día le sangró la nariz o se siente mareado.

No leeré un cuento, no daré abrazos, no bailaré mientras reparto materiales, no saldré al recreo a saludar a los niños y niñas de otros salones, no tendré una batalla de rap con mi alumnito que siempre me reta a una, no iré pedirle a la Directora que nos dé permiso de jugar 15 min en la resbaladilla, no le acomodaré el moño en el cabello a mis alumnas, no estaré pidiéndoles que se quiten el suéter porque hace mucho calor, ni les recordaré la importancia de beber agua o lavarse los dientes, no limpiaré la rodilla raspada del alumno que se cayó, ni llamaré a casa de alguien para reportar que tiene fiebre, no iré por una colchoneta para recostar a quien durmió poco porque estuvo esperando a que su papá llegara de trabajar, no ayudaré a abrir botellas de agua, no voy a amarrar agujetas, no iré con mi grupo a acostarnos al pasto a ver las nubes, no preguntaré quién visitó a sus abuelos el fin de semana, fue al parque o vio una película, no cantaré una canción de despedida, no pondré música al terminar la jornada para limpiar el salón, no platicaré con la mamá de Fer que siempre llega tarde y me promete que será la última vez.

El 09 de marzo, no llegaré a trabajar, mi nombre y mi firma no aparecerán en el registro de asistencia, porque no podría hacer nada de eso si un día desaparezco. Ese día no llegaré, así como no llegaron muchas. No se confundan, no es que no quiera trabajar, no es que no ame mi trabajo, es justo lo contrario, quiero estar en esa puerta todos los días, quiero, deseo, que todas las mujeres en este país lleguen siempre al trabajo, a su casa, que al finalizar el día no nos falte ninguna.

Quienes decidimos unirnos al paro, estamos haciendo una simulación, que nada tiene que ver con un hechizo mágico que va a solucionar en un día las cosas en el país, nuestro paro no va a revivir a nuestras muertas, tenemos bien claro que nada, nadie nos las va a regresar.

El 10 de marzo voy a levantarme a las 5:00 am y volveré a hacerlo todo, voy sonreír, a cantar, a bailar, a ver las nubes y voy seguir dándolo todo en esa aula porque como cada día, voy a amanecer con la certeza de que otras realidades son posibles.
"Ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven...".

Fuente: Anónimo.