Entre bromas y sarcasmos, Taiguer cuestiona la ineptitud de El Ahogado y su jefa para encontrar una solución al problema, mientras que El Ahogado, entre toses y suspiros, intenta defenderse y promete una pronta resolución.

La conversación, cargada de humor negro, refleja la situación que viven los habitantes de Forte Asperanza, quienes se ven obligados a lidiar con las molestias del polvo a diario.

¿Podrá El Ahogado finalmente resolver este problema o seguirá siendo el blanco de las burlas de Taiguer?

[Escena: Interior de la Municipalidad de Misión Nueva Taiguer]. Taiguer está sentado en su escritorio, hablando por teléfono.**

Taiguer: (Con tono sarcástico) ¡Hola, Ahogado! ¿Qué tal el clima en el desierto de Forte Asperanza? ¿Ya se acostumbraron a caminar sobre dunas de arena?

El Ahogado: (Tose) ¡No seas malo, Taiguer! Es que en el pueblo no tenemos agua ni para regar las calles, y con este calor...

Taiguer: (Interrumpiendo) ¡Ay, ay, ay! ¡Siempre la misma excusa! ¿Y qué pasa con la magia del Ahogado? ¿No se supone que tiene poderes para controlar el agua? ¿O es que solo le sirven para ahogarse en el polvo?

El Ahogado: (Suspira) No seas cruel, Taiguer. Ya estamos trabajando para solucionar el problema.

Taiguer: (Con ironía) ¡Ah, sí! ¿Y qué van a hacer? ¿Contratar a un hechicero para que haga llover sobre Forte Asperanza? ¿O van a importar un río entero desde el Amazonas?

El Ahogado: (Ríe) No seas ridículo. Estamos buscando un camión cisterna.

Taiguer: (Con tono burlón) ¡Un camión cisterna! ¡Ja, ja, ja! ¿Y de dónde van a sacar el agua para llenarlo? ¿Van a ir a pedirle prestada a la Sirena del Paraná?

El Ahogado: (Serio) Mira, Taiguer, ya me estás hartando. El problema del polvo es serio y estamos haciendo todo lo posible para resolverlo.

Taiguer: (Cambiando de tono) Bueno, bueno, ya me calmo. Pero la verdad es que esto es un desastre. El pueblo está hecho un asco. Y la gente está muy molesta con ustedes, anduve en el Remate y la gente no es tonta Ahogado.

El Ahogado: (Con tono de resignación) Lo sé, lo sé. Te prometo que vamos a solucionarlo lo antes posible.

Taiguer: (Con un tono más amigable) A mí no me prometas nada, pero más te vale, Ahogado. Si no, voy a tener que ir yo mismo a Forte Asperanza con una manguera y a enseñarles a ustedes cómo se riegan las calles.

El Ahogado: (Ríe) ¡Ja, ja, ja! No creo que eso sea necesario.

Taiguer: Bueno, ya veremos. Por ahora, me despido. ¡Adiós, Ahogado! [Taiguer cuelga el teléfono y sonríe].

El Ahogado: ¡Adiós, Puma!

(Fin)

Categoría: Humor Político.