Lunes 7 de Octubre de 2024

OPINIÓN

13 de junio de 2021

La vaquita de San Antonio y la abeja

En un lindo día de primavera, la vaquita de San Antonio charlaba con la abeja, cada una haciendo ostentación de sus cualidades.

Por Hipólito Ruíz//

-Yo -dijo la abeja- tengo los colores más hermosos de la naturaleza, con mis patas fuertes me sujeto de las flores, con mi lengua larga recolecto néctar y gracias a mis alas vuelo más rápido que tú.

-Muy buenos argumentos, querida abejita -contestó la Vaquita de San Antonio-, pero te olvidas que yo también tengo los colores más lindos de la naturaleza, polinizo las flores para que haya más en los jardines y además puedo ser más rápida que tu volando.

Así, pasaron largas horas discutiendo hasta que llegaron a la conclusión de que la única manera de saber quién era la mejor era en una carrera por todo el jardín. Así, sin perder tiempo, comenzaron la carrera.

Ambas volaron rápidamente por todo el jardín sin apartar los ojos una de la otra. El deseo de superar a la otra de manera abrupta y presumir después era lo que las motivaba a que batieran las alas cada vez más rápido, sin fijarse en qué más adelante estaba una araña con su telaraña esperando su presa.

Las dos amigas estaban tan preocupadas de superar a la otra que se dieron cuenta muy tarde que estaban atrapadas por la mortal trampa de la araña y solo cuando la araña estaba envolviendo a ambas para comerlas.

La vaquita de San Antonio y la abeja tardíamente comprendieron que no fueron sus diferencias las que las condenaron a ese terrible destino, sino que fueron su soberbia y su ego.

LAS DIFERENCIAS

Es inaceptable cómo se fomenta desde algunos sectores de la política marcar diferencias entre propios argentinos. La grieta sigue creciendo y cada tema es lanzado -pareciera adrede- para generar más discordias entre los connacionales. Por todo discutimos, por todo peleamos.

Hasta por la lista de convocados para la selección para la Copa América que eligió Scaloni. Y ni hablemos de cuando algunos hablan de ‘la jefa‘ Cristina o de ‘Mauricio‘ Macri, a tal punto que parece una secta fundamentalista de la política. ‘Cuando estaba Cristina había asado para todos‘; ‘Cuando estuvo Macri, se trabajó para cambiar el país pero no se pudo‘, son algunas de las exposiciones que se dan.

Pero pocos hablan de que nuestros niños cada vez menos reciben educación en las escuelas. Tampoco que cada menos trabajo digno hay y que, por si fuera poco, el propio Estado pone palos en la rueda para que se pueda producir y crecer. Todos contra todos. Los de ‘la jefa‘ y los del ‘gato‘. Un verdadero absurdo nacional.

LA RED

Mientras discutimos por supuestos defectos y virtudes, hay una gran red que amenaza con destruir el tejido social argentino: la pobreza. Hay 7 millones de niños y más de 13 millones de jóvenes y adultos en esta condición.

En el país de la carne vacuna, de la miel, del maíz, del algodón, de la soja que se exporta para alimento del ganado de varios países, la pobreza es un cachetazo muy fuerte donde se expande a un ritmo de más de 10 veces la tasa de crecimiento de la población.

¿Cómo permanecer inmóviles ante semejante cuadro de situación? ¿Cómo entender que haya dirigentes políticos y algunos funcionarios que ya estén armando las ‘roscas‘ para estar en alguna lista de candidatos a diputados, cuando no han movido un dedo por modificar lo que le compete en su alrededor?

La Argentina sigue transitando la espiral de la inmoralidad y la falta de compromiso que, tarde o temprano, nos llegará a todos como mar embravecido si no cambia de dirección. Y no es injusto decir que algunas instituciones tradicionales están como adormecidas y otras, dando señales de hacer ‘acuerdos‘ con los gobiernos de turno, cuando sus bases requieren otro tipo de respuestas.

EL CHACO, TAMBIÉN PRESENTE

El Chaco es una de las provincias más pobres de la Argentina. Sería injusto decir que no se hace algo para sostener a estructuras sociales más necesitadas, pero más injusto sería tratar de ocultar la verdad, que hay muchos merenderos y comedores organizados por vecinos de buen corazón que se toman su tiempo, gastan sus recursos y reparten una copa de leche o un plato de comida.

Capricho argentino

Esta es la Argentina que duele, la que donde los que tienen que dar respuestas miran para otro lado: algunos miraron sus propios intereses y sus caprichos ideológicos, persiguiendo a quienes opinaron distinto, otros miraron Netflix, y ahora otros se ocupan de distraer la atención peleándose con México, Brasil, Perú y con los propios argentinos.

El grado de deterioro de la población infantil -de la que saldrán en pocos años más los dirigentes, los docentes o simplemente los padres de familia- es alarmante. Sí, alarmante, porque la infancia está en riesgo.

¿O les parece poco 7 millones de niños pobres y más de 13 millones de jóvenes y adultos en esa misma condición? ¿Pudieron los dirigentes que pronto van a salir a pedirles el voto a la gente para las elecciones legislativas (lo harán con alguna máscara, seguramente, para no ser reconocidos) pensar en el efecto multiplicador de esto?

En el país donde la inflación liquida todo ingreso que provenga del trabajo digno o de la ayuda que da el Estado, la gente no tiene para comer. Se van cerrando fuentes de trabajo, el gobierno nacional solo piensa en colocar barreras a las exportaciones, ponerle trabas a la producción y cualquier medida que vaya en contra del trabajo.

SALIR, ESCAPAR

El título ‘Un rostro detrás de cada número: radiografía de la pobreza en la Argentina‘, hecho por el Observatorio Social de la UCA tendría que ser motivo de reflexión en cada reunión política y gubernamental.

¿A dónde hemos caído? ¿Podemos reaccionar? Claro, el mejor antídoto para no caer en la tela de araña que atrapa a los soberbios como la vaquita de San Antonio y la abeja es el trabajo y la estrategia conjunta. Nadie se salva solo. Deberíamos apelar a la acción en conjunto trabajando para generar que la producción primaria pueda desarrollarse, como el agregado de valor con líneas de créditos blandos para quienes se arriesguen a invertir, pero en serio, no usando al Estado para obtener recursos y luego tomarse el barco.

‘Tendríamos que dejar de decir que producimos alimentos para 400 millones de personas porque no es así. Nosotros producimos alimentos para animales que alimentan en otros países a 400 millones de personas‘, dijo días atrás Bernardo Cané, un lector de la realidad argentina y conocer del tema ganadero.

A la crisis se la enfrenta con ingenio, trabajo y mayor capacidad de desarrollo con herramientas que el Estado les dé, y eso va a generar empleo, en la construcción, en el comercio y en las pymes en general. No hay muchos secretos, solo tiene que haber menos trabas, y que los aprovechadores y vividores de la política se abstengan de intervenir en este crucial momento que vive el país.

 

 

 

 

 

 

Fuente: Diario Norte.



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